viernes, 28 de diciembre de 2012

EGO

Herido


de gravedad absurda

va mi ego

el que creyó que no amanecía

que envuelto en celofán

las polillas no lo alcanzarían

el que asistió

a tantos cafés filosóficos

no con la intención de encontrar cierta verdad

sino de mostrarse ante las hembras

cubiertos de frases ininteligible

que sirvieran de alfombra coloreada

para llevarlas hasta su lecho

digno corolario para tan verborragica siembra.

La herida

difícil de cerrar

sobre esta piel artificial

sobre este espacio invisible

por donde ronda la mas variada vanidad

no sangra de sangre natural

sino de astillas arduas y engreídas

de creer que sabe

lo que es mejor no recordar

lo redundante

aquello prescindible en su longitud

sin carnes arrugadas

solo la mascara triste y pedante

en el arte de aparentar.

Así lo vi ocultarse

entre los breñas de mi conciencia

hacerse a la mar de mis neuronas

y en el descampado de los recuerdos

quedar malherido por la indiferencia

suerte que no se extendió

mas allá de soportable

que siempre hay alguien

o algo

que pone limite a la soberbia

a la luna oscura de los sofismas

a los clavos oxidados de lo creído

a la sabiduría que es solo baratija

de alguien carente de carisma.

Se que solo es lastre

que convivimos todos los días

que hay que podar sus ramas

no permitir que crezca en el descuido

que no salga a pasear sus brillos

de apariencia contrapuesta a la humildad

ese lado cristalino de mi persona

que reniega de elogios y alabanzas

hasta oír armonía en el canto de los grillos

apagando los fuegos del egoísmo

en los espejos ardientes de la verdad

y alegrarse del amor que se transforma en danza.





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